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Palabros
Tengo un amigo, muy agibílibus, algo papichulo y luciendo bluyins, que desde primeros de otubre ha establecido contacto con una señora y que de momento es su amiga y de la cual tiene muy buen conceto. El ño está contentísimo. Se lo está ganando por el estómago y es que la amiga prepara unas espléndidas almóndigas y hace una deliciosa mermelada de albericoque. Asín que está de norabuena.
El problema de mi amigo es que piensa que lo de amigovio da derecho a roce y la ña, que es muy estricta en el lenguaje y las formas, le ha dicho que hasta que la RAE no apruebe el uso de follamigo, no hay roce que valga. Mi amigo que no está dispuesto a tirar la toballa, se encuentra expectante. No para de enviar tuits a @RAEconsultas.
Yo por mi parte he vuelto a repasar el Catón (procurando no pincharme con flechas, ni me piquen aguiluchos), cuestión de uebos, no vaya a ser que se me olviden mis formas habituales de hablar y escribir.
(Pinchando en los palabros verás su aceptación en el DRAE)
Mermelada
Antoni Puigrverd, titula su columna habitual de La Vanguardia (27/8/14) Mermelada, haciéndose eco en la misma del almíbar que se gastan prensa, radio y televisión sobre los éxitos del C.F. Barcelona. Con su exquisita pluma Puigverd recuerda a Tolstoi que en Ana Karenina escribe: Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse infeliz. De ello Puigverd infiere que es más fácil narrar las desgracias del equipo favorito que sus victorias. Si es verdad que se idealizan las figuras del equipo y cuando van de baja se es implacable en su olvido. Pero que sea más fácil narrar las desgracias no lo creo. Precisamente los medios, dando carnaza, se aplican en refocilarse con las desgracias del equipo contrario. Monta tanto, tanto monta. Por cierto, ya que se exprimen tanto los colores de la camiseta, es extraño que todavía no haya aparecido en el mercado la mermelada del Barça. Para variar, y es que ya tenemos mucho merengue que también resulta empalagoso.
No grite por favor
Si hablásemos solo de lo que sabemos, se generaría un inmenso silencio, que podríamos aprovechar para pensar. Esta frase atribuida a Manuel Azaña me da pié a pensar en la contraposición al silencio. El griterío. Entendiendo éste como levantar más la voz de lo acostumbrado y diferente del chillido, sonido inarticulado agudo e irritante. Según las ocasiones se tiende a gritar como, por ejemplo, en espectáculos deportivos o festivales musicales lo cual parece normal en cuanto a expresar el acuerdo o desacuerdo de forma vehemente. No me parece mal. Lo que ya no me parece normal es la forma habitual de hablar de muchas personas: a grito pelado. ¿Es necesario gritar en un bar o restaurante o cuando se habla por teléfono? Se tiende a gritar para hacer prevalecer nuestra opinión o parecer, para llamar la atención o simplemente por pura necesidad si se está en una discoteca, tienda de moda o gran superficie.
Cuando el grito se convierte en un modelo de comunicación, los que lo practican y sin darse cuenta, lo están transmitiendo a sus hijos, inculcándoles un mal ejemplo. A fin de cuentas, los niños lo imitan todo.
Hace años solía ir a tomar café a un pequeño bar en Barcelona, frente al desparecido hotel Arycasa, que en la entrada un cartel anunciaba: En este establecimiento no hay TV ni máquinas tragaperras. Era una opción en la que podías hojear un periódico y tomar un café sin estridencias. Siempre hay, mayoría de los casos, que entras en un bar y te encuentras con la TV , que no mira nadie, a todo volumen y un par de máquinas saca dineros en funcionamiento. Yo doy media vuelta.
Con todo esto no quiero abominar del grito. Yo mismo gritaría de júbilo si se respetasen en su justa medida los tempos de cada ocasión.
A fin de cuentas, aunque muchos no se hayan enterado, se puede cantar, hablar, reír, llorar y gritar en silencio, leyendo o escribiendo. Es mi rara opción.
Tener muchos amigos
Siendo la amistad el afecto compartido hacia otra persona y que con el tiempo se fortalece en unos casos y se pierde en otros, me asalta la duda sobre el concepto que hoy en día se tiene de los amigos. Personalmente siempre he diferenciado, dejando aparte a la familia, entre amigos y conocidos. Con las actuales redes sociales aparece la obsesión de cuantos más “amigos” o contactos mejor posicionado quedas socialmente.
De la misma manera que surgió la cultura del pelotazo punto.com con los clics en anuncios de páginas web, ahora como lo cool es tener muchos amigos, contactos y clics de “me gusta” han surgido los que te venden amigos. El que quiera ser alguien en Facebook o Twitter solo tiene que gastarse unos pocos euros y le crecerán los amigos de forma exponencial. Para ello con entrar en estas páginas vendedoras de amigos como mediaexploder, websites o genuizz tendrás más amigos, .multiplicarás tus fans, conseguirás un montón de seguidores y recibirás muchas visitas en tu canal de Youtube. Incluso para el que no es ducho con la escritura le pueden, bajo una idea, redactar un post que será la envidia de la panda.
Decía Pío Baroja que solo los tontos tienen muchas amistades. Quizás es exagerado generalizar, pero me quedo con lo que afirmaba Dale Carnegie nada menos que en 1936 (Como ganar amigos e influir sobre las personas) :
Se pueden ganar más amigos en dos meses si se interesa uno en los demás, que los que se ganarían en dos años si se hace que los demás se interesen por uno.Conclusión: Mejor ganarse los amigos de verdad en buena lid y no tener que darle la razón a Don Pío….
Lectura de la pobreza
Por noveno año consecutivo recala estos días en el CCCB ( Centre de Cultura Contemporània de Barcelona) la exposición itinerante de World Press Photo. En ella se exponen 143 imágenes ganadoras en sus diferentes vertientes del más prestigioso premio de fotoperiodismo del mundo. Es probable que la contemplación de estas fotos despierte en algunos casos conciencias y en otros repulsas por exponer el dolor humano en toda su crudeza. En todo caso, no nos dejan indiferentes.
Me ha llamado la atención la foto de una joven en el vertedero de Dandora en Nairobi (Kenia). En unas condiciones infames de insalubridad esta joven se gana, en un día, 2 euros escasos removiendo y buscando entre la basura. Le comentó al fotógrafo que cuando encuentra un libro, revista o cualquier otro papel escrito le apetece pararse a descansar y leer su contenido sea cual fuere. Me gusta leer le dice. Bonita frase que desgraciadamente no se oye demasiado en gran parte de la sociedad opulenta, menos que ayer, y cada vez más con respecto a los desfavorecidos.
Decía Marcel Proust que el hallazgo afortunado de un libro puede cambiar el destino de un alma. Sentado en un confortable sillón es fácil apostillarlo. Dudo que cambie el destino de la joven africana. Una seguirá hurgando en la basura y otro fotografiando.
No me puedo resistir a una frase de Somerset Maugham: Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida. De la pobreza seguro que no. ¿Pobreza y miseria como arte? No por favor.
Envidia femenina
Cada semana en la cadena SER la escritora Almudena Grandes, que encandila con la pluma y menos con la voz, aporta un comentario que por cierto presenta la emisora con el lema de que “nos obliga a pensar”. En todo caso lo que me obliga es a comentar su pensamiento del 4/10/13 en la citada emisora.
No sé si es envidia, crítica política, censura profesional o todo a la vez La cuestión es que tritura a la juez Alaya :
” Es la mujer perfecta. Por su tenacidad, por su resistencia, por su peluquería, por su maquillaje, por su habilidad para combinar prendas y complementos al entrar en su juzgado como si avanzara por una alfombra roja. Abanderada de una feminidad empachosa, su estética empezó a inquietarme mucho antes que su ética. Una madre de familia, con un empleo exigente, cuyo rostro jamás revela el menor signo de cansancio físico a las ocho de la mañana, o no es humana o no es de fiar.”Demoledor. Si un hombre mirase de esta manera a la juez sería un machista acusado de haberla desnudado de pies a cabeza. Yo creo que Almudena Grandes machaca a la juez por el lado que más duele a muchas mujeres: no poder ser como ella. Y eso es envidia, es decir deseo de algo que no se posee o pesar del bien ajeno, tal como define la RAE.
Y todo este disparo para poner en entredicho la actuación de la juez en la instrucción del caso Mercasevilla y que, por su dilación, prescribieron los delitos de dos imputados. Aquí, yo no pongo la mano en el fuego por la sra. Alaya.
Almudena Grandes acaba de forma apoteósica su comentario de la siguiente forma:
“Ahora ya sabemos la verdad sobre Alaya y reconfortará a las mujeres imperfectas de España, todas esas madres con ojeras que salen de casa sin haber tenido tiempo para peinarse, y se pintan de mala manera en la parada del autobús.”Yo, iluso de mí, que creía que la mujer perfecta era Bo Dereck, se me aparece ahora la Almudena, no virgen, y me desmonta mi eterno sueño juvenil. Lo que sí ya sabía es que Almudena Grandes es una gran escritora de cuentos, aunque sean chinos.